viernes, 29 de enero de 2010

¿Y si miro?


Muchas veces me he sentado en la calle, sí en la calle, da igual el lugar exacto, una silla de cafetería, el adoquín de la acera, un banco... da igual, lo importante es estar sentado, quieto, en silencio y muchas veces manteniendo la respiración, para no hacer el más mínimo ruido y mirar, solo mirar.

Mirar el transito de las personas, pararte a ver la madre que lleva a su hijo de la mano y preguntarme ¿ Donde irán?, lo pienso, y en el momento que me surge la respuesta... un hombre se me cruza con su maleta de piel , camina apresurado, ¿ camino del trabajo?, o ¿salia del trabajo y no llega a la cita que tenía después?, mientras estas y otras tantas preguntas se amontonan en mi cabeza, se entremezclan, se pelean, muerden, desgarran , con el único fin de tomar protagonismo y poder ser resueltas, llega a mí el sonido, ese sonido que sale de rozar el arco con las cuerdas, sí, es ese sonido, sonido de cuerdas tensas, sonido de madera de arte, todo eso mezclado con el aroma a incienso que se respira en el aire, hace que me deje llevar, que me olvide de mis cuestiones, de mis transeúntes y de sus vidas... solo existe ese sonido que me sabe a madera labrada, a manos curtidas en el arte de los sentimientos.

Es ese sonido, que me llena el que hace que me gire, y al igual que una marioneta de teatrillo, inconsciente de mis actos, abandoné mi lugar y me dirija hacia donde él me quiera llevar y entonces es cuando la veo, se que es ella,¿ porque ?, porque unas manos blancas, de fino mármol, flexibles como cañas de bambú solo pueden ser de una ,mujer, los dedos se deslizas por las cuerdas veloces, concisos, arrancándole al instrumento sonidos tan hermosos, tan sensuales, que pareciese que llevaba siglos guardándolos, es entonces cuando la miro, esos ojos , no aprecie forma o el color, pues solo fui capaz de perderme en la profundidad de su mirada, una mirada de otro lugar, fue entonces cuando ella dejó de tocar, y de pronto,PREGUNTA, ¿miran diferentes la personas de otros lugares?, ¿como habría ella acabado aquí?, ¿por qué sonríe?, ¿que espera?, el sonido que había mantenido a mis amigas en silencio había cesado y al bajar la mirada, vi lo que ella esperaba.
Hay placeres en la vida que uno debe de pagar, y este no era diferente... Solo obtuve una respuesta ese día, pero no necesitaba más.

Príncipes de baño


Hace tiempo conocí a un príncipe, lo conocí en el lugar más absurdo, donde uno menos podría esperarse, un cuarto de baño.
Pero es normal, él no era de esos que montan fuertes y vigorosos corceles, no, no de esos que salvan princesas y son coronados reyes, no, este era de otro tipo, era soñador, era risueño, despistado, si lo observabas sin que se diese cuenta, lo veías con la mirada perdida en el horizonte, soñando en volar...
"Todos hemos soñado alguna vez con volar" me dijo, y yo pensé que tenía razón, volar mas allá de las preocupaciones , mas allá de las responsabilidades, del trabajo, de de ese humo que por entonces cubría mi ciudad en la que vivo y me impide ver el brillo del Sol.
Son muchas veces las que pienso en mi pequeño príncipe, lo he tratado de buscar, le he llamado, mandado e-mails, pero nada, no sé donde estará...
Ya solo me queda el recuerdo, guardado de los sueños de mi infancia, pues en el espejo que una vez veía un príncipe lleno de sueños, ahora veo un joven que busca hacerlos realidad.

Con sabor a Cristal


No son pocas las veces en las que he sentido la necesidad de cambiar mi vida, cambiar el camino que mis pasos han descrito hasta el momento, ese camino trazado con cicatrices del pasado, con los abrazos del amor; pero de ese amor que te hace dudar, enloquecer , de ese amor que duele, que solo regala llanto y tristeza, cada paso no es más que una mera ilusión, que me intenta alejar de ese pasado,que con necesidad aferro en lo mas profundo de mí y con dolor desgarro de mí vida, para poder con ella continuar.
Es entonces, con el frío sabor del cristal en mis labios, cuando desciendo a lo más profundo de mi , y en la soledad propia del alma, me pregunto ¿qué hacer?, solo oigo la voz propia del silencio, silencio que es contestado con mi silencio, roto por mi llanto, el llanto de aquel que mira su pasado y sabe que perdió la senda en el mismo momento que te conoció.